jueves, 3 de enero de 2008

LA MUJER EN EL EGIPTO ANTIGUO


La sociedad egipcia ha valorado a la mujer como ninguna otra en la historia antigua. En teoría, el hombre y la mujer eran iguales ante la ley, podían heredar propiedades, negociar en transacciones e ir ante la Justicia sin necesidad de que ningún hombre actuara por ellas. La mujer egipcia tuvo un papel muy importante en la sociedad, si bien no tomó parte en las actividades burocráticas, si tuvieron ocupaciones estatales, llegando a ser sacerdotisas, claro está que en las clases más altas, otra cosa serían las clases bajas, en las que las mujeres se tenían que ocupar del campo, de la fabricación textil, de la alimentación (basada en pan y cerveza), de la servidumbre en las casas más ricas y de la venta de productos manufacturados, generalmente intercambiándolos en forma de trueque.

En esta sociedad, no había ninguna ley que obligara a las mujeres a contraer matrimonio, gozaban de autonomía jurídica para administrar sus bienes, hasta se les permitía mantener relaciones sexuales antes del matrimonio, es más, las aconsejaban para llegar seguras al matrimonio y mantener la fidelidad. El matrimonio no era otra cosa que un contrato, llegando a existir el contrato de matrimonios temporales, para poner a prueba los sentimientos de la pareja. La mujer no perdía su apellido al casarse, el padre podía opinar sobre con quien se debía de casar, pero era la mujer la que decidía.

No existía una mínima edad para casarse, pero por lo general, se esperaba hasta la primera menstruación, que al vivir en un país con un clima tan cálido, solía ser a muy temprana edad, entre los 10 y 12 años, aunque la edad media rondaba los 14 años. Normalmente se casaban con familiares, que en muchos casos les triplicarían la edad, para mantener el patrimonio familiar. Esto daba lugar a una gran tasa de mortandad entre madres e hijos, ya que estas niñas aún no estaban formadas, al llegar el momento del parto, y como no se conocía la cesárea, en muchas ocasiones, acababa con la vida de ambos.

El matrimonio para la mujer significaba respetabilidad en la sociedad egipcia, y cuantos más hijos tuviera, mejor considerada estaba, ya que el fin primordial de la mujer era tener hijos que aseguraran la descendencia. La población fue esencialmente monógama, salvo en la familia real y gente adinerada, y esta surge de la necesidad que tenían de tener descendencia, puesto que para los egipcios, la descendencia les proporcionaría una eternidad gozosa, la cual alcanzarían por medio de un gran entierro, una tumba adecuada, y el mantenimiento de la misma.

Existió la separación y las causas no diferían mucho de las actuales, desacuerdos, adulterio, infidelidad, deseos de vivir con otra persona. El hombre que se separaba, podía ser castigado severamente por la Justicia, llegando a perder los bienes en común, en cambio, cuando la separación era por parte de la mujer, esta le tenía que pagar una ligera recompensa. La mujer viuda era protegida por el estado, así como los huérfanos y desafortunados, podía volver a casarse y mantenía todos los derechos de la mujer casada.

La mujer de esta época gozó de productos para embellecerse, para reafirmar la epidermis, para reafirmar los músculos, combatir las manchas y los granos de la cara. Pero a lo que prestaron más atención fue al cuidado del cuero cabelludo, tanto para evitar las canas, (utilizando sangre de buey cocida con aceite), como para hacer crecer el pelo o eliminar el vello superfluo.



Recopilado por internet


Publicado el 25/04/07

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